Post by srobles on Oct 20, 2006 21:14:31 GMT -5
Comparto con ustedes el editorial del periódico El Vocero de Puerto Rico de hoy 20 de octubre:
Una mirada a los procesos de adopción
Las promesas del designado titular del Departamento de la Familia, Félix Matos, de seguir agilizando los procesos de adopción en la isla despiertan la interrogante sobre cómo el Departamento evalúa los pasos dados en el pasado para poder aplicar las experiencias vividas en aras de mejorar unos procedimientos que evidentemente necesitan atención.
En Puerto Rico el debate sobre la concesión de la custodia de menores a hogares sustitutos, a familias que interesan iniciar procesos de adopción o que simplemente tienen un contrato con el Departamento para darle albergue a los menores en lo que se decide su futuro, ha sacado a relucir una serie de incómodas irregularidades que definitivamente están dejando huellas imborrables en los menores que, por diversas circunstancias, no disfrutan del privilegio de vivir en un núcleo familiar normal.
Desde hace años los procesos que lleva a cabo el gobierno para poder conceder un niño en adopción han sido más bien un obstáculo para que miles de niños puedan rehacer sus vidas con familias nuevas que están dispuestas a dar el todo por ellos. Son muchas las frustraciones acumuladas por los que deciden enfrascarse en un proceso burocrático para estos fines con el gobierno local, y más los que optan por salir al extranjero en busca de culminar su preciado sueño de ser padres. Esta realidad innegable ha tenido algún efecto al menos en lograr que las autoridades locales hagan esfuerzos para tratar de agilizar los trámites necesarios, aunque todavía en el Departamento de la Familia siguen luchando con los trámites de capacitación del personal involucrado en el proceso, la contratación de asesores legales y la tramitación de los casos en los tribunales.
Todo ello conlleva ciertamente un gran esfuerzo que nace de la necesidad de contar con la certeza de que se ha entregado un menor en las mejores manos, pero ello no significa que sean permisibles los errores que sabemos se cometen como los ya reseñados ampliamente y en los que, luego de entregarse un menor a una familia, se procede a removerlo y enviarlo a otra por supuestos errores cometidos en el proceso.
Es menester que, por tratarse de un asunto tan delicado, los funcionarios que intervienen con casos de menores inicien cada uno teniendo presente que de lo que se tratan los procesos es un asunto tan delicado como la salud mental y emocional de un niño que seguramente ya ha sufrido demasiado.
www.vocero.com/noticias.asp?s=Editorial&n=80104
Una mirada a los procesos de adopción
Las promesas del designado titular del Departamento de la Familia, Félix Matos, de seguir agilizando los procesos de adopción en la isla despiertan la interrogante sobre cómo el Departamento evalúa los pasos dados en el pasado para poder aplicar las experiencias vividas en aras de mejorar unos procedimientos que evidentemente necesitan atención.
En Puerto Rico el debate sobre la concesión de la custodia de menores a hogares sustitutos, a familias que interesan iniciar procesos de adopción o que simplemente tienen un contrato con el Departamento para darle albergue a los menores en lo que se decide su futuro, ha sacado a relucir una serie de incómodas irregularidades que definitivamente están dejando huellas imborrables en los menores que, por diversas circunstancias, no disfrutan del privilegio de vivir en un núcleo familiar normal.
Desde hace años los procesos que lleva a cabo el gobierno para poder conceder un niño en adopción han sido más bien un obstáculo para que miles de niños puedan rehacer sus vidas con familias nuevas que están dispuestas a dar el todo por ellos. Son muchas las frustraciones acumuladas por los que deciden enfrascarse en un proceso burocrático para estos fines con el gobierno local, y más los que optan por salir al extranjero en busca de culminar su preciado sueño de ser padres. Esta realidad innegable ha tenido algún efecto al menos en lograr que las autoridades locales hagan esfuerzos para tratar de agilizar los trámites necesarios, aunque todavía en el Departamento de la Familia siguen luchando con los trámites de capacitación del personal involucrado en el proceso, la contratación de asesores legales y la tramitación de los casos en los tribunales.
Todo ello conlleva ciertamente un gran esfuerzo que nace de la necesidad de contar con la certeza de que se ha entregado un menor en las mejores manos, pero ello no significa que sean permisibles los errores que sabemos se cometen como los ya reseñados ampliamente y en los que, luego de entregarse un menor a una familia, se procede a removerlo y enviarlo a otra por supuestos errores cometidos en el proceso.
Es menester que, por tratarse de un asunto tan delicado, los funcionarios que intervienen con casos de menores inicien cada uno teniendo presente que de lo que se tratan los procesos es un asunto tan delicado como la salud mental y emocional de un niño que seguramente ya ha sufrido demasiado.
www.vocero.com/noticias.asp?s=Editorial&n=80104